Adoptar una dieta sana y equilibrada así como unos hábitos de vida saludables no es nada fácil. Una buena alimentación ha de contener todos los nutrientes que nuestro cuerpo necesita para que funcione adecuadamente y estos se han de servir en las cantidades correctas para evitar carencias.
Desde la Copa COVAP hemos querido elaborar esta breve guía alimentaria en la que explicamos los componentes que forman parte de cada una de las comidas que los niños tienen que realizar a lo largo del día para que no les falte todo lo necesario para su crecimiento y buen desarrollo. Para ello recomendamos hacer cuatro comidas como mínimo: desayuno, almuerzo, merienda y cena.
El desayuno
Se trata de la comida fundamental del día, sobre todo en edades tempranas en las que el niño necesita desarrollarse. Una alimentación sana y equilibrada empieza a primera hora de la mañana, antes de iniciar la actividad escolar. Este aporte proporcionará la energía que precisan para afrontar gran parte de la jornada y rendir adecuadamente en el colegio.
Levantarse temprano ayudará a tener tiempo para comer, además de permitir al niño arreglarse y asearse antes de desayunar. Del mismo modo, todo este tiempo le puede venir bien para estar más despierto a la hora del desayuno y durante la jornada escolar. Sin embargo, no deberíamos dejarlos comer solos, sino intentar establecer el hábito de desayunar en familia. De esta forma comprenderán la importancia de compartir experiencias en la mesa, lo que contribuirá aún más a su desarrollo emocional.
¿Y qué debe incluir un buen desayuno? Lácteos, cereales o pan, y algo de proteína. Evitar abusar del azúcar y sustituirla por un producto mucho más saludable como es la miel, aunque siempre tomada con moderación.
El almuerzo
Otra buena manera de incorporar alimentos de todos los grupos. El error que solemos cometer es considerar este momento del día como el más importante y, por ello, tendemos a incluir platos copiosos y abundantes. No obstante, es aconsejable evitar esto y darle más protagonismo a la verdura y a las frutas en el postre. Del mismo modo, es conveniente potenciar los guisos de cuchara y convertirlos en el plato principal.
En cuanto a la comida, ha de estar compuesta por:
- Arroz, pastas o legumbres.
- Ensaladas o verduras.
- Carne, pescado o huevos, los cuales deberemos ir alternando.
- Pan, frutas y agua.
La merienda
Es el momento del día que nos permite añadir y completar el aporte energético que nos falta. Los niños suelen dar la bienvenida sin ningún recelo a la merienda, por lo que los padres han de prestar especial atención y brindar a sus hijos una alimentación equilibrada en la que no haya un exceso calórico. Por ejemplo, esta puede basarse en lácteos, frutas, zumos naturales y algún que otro bocadillo, según el gasto energético.
La cena
El último aporte del día y donde hay que incluir los alimentos que no se hayan tomado a lo largo de la jornada, así como elaborar platos ligeros y fáciles de digerir, ya que no es recomendable comer demasiado para poder dormir apaciblemente.
Lo que no puede faltar en la cena:
- Purés de verduras y sopa de verduras o pastas ligeras.
- Ensaladas variadas que pueden incluir diferentes verduras y pequeñas raciones de arroz, pastas o frutos secos.
- Raciones pequeñas de carnes, huevos y pescados, dependiendo de lo que se haya tomado al mediodía.
Las sopas de verduras pueden ser una buena opción para la cena.Si sigues estos útiles consejos en nutrición, conseguirás una dieta de lo más equilibrada y beneficiosa para tu salud. Además, se recomienda tomar un vaso de leche caliente antes de dormir, puesto que favorece la conciliación del sueño.