Contento e ilusionado. Así se ha mostrado el entrenador del Cádiz CB Gades de baloncesto femenino, Ignacio Mera, que se alzó con la victoria en la gran final de la sexta edición de la Copa COVAP, celebrada el pasado 17 de junio en el municipio gaditano de San Fernando. Un recorrido lleno de obstáculos que tanto él como su segunda de a bordo, Cristina Soto, han sabido sortear gracias a un equipo de jugadoras muy compacto y letal en la cancha de juego. Todo arrancó en la sede provincial de Guadalcacín, donde las chicas derrotaron al SD Candray por 25 a 16. Este resultado les otorgó un pase para la fase final con la que lograron proclamarse campeonas tras vencer al Club Náutico Sevilla en la tanda de tiros libres después de empatar a 24 puntos.
Nacho Mera recuerda grandes momentos dirigiendo a su equipo, aunque se queda con la experiencia que han vivido sus jugadoras durante las dos jornadas en las que tuvo lugar el desenlace de la sexta edición de esta iniciativa deportiva y educativa. «Un fin de semana estupendo en el que las niñas pudieron alcanzar un logro deportivo», asegura. En este sentido, considera esta campaña «magnífica» al tratarse de una «competición bien organizada que no implica tanta tensión como en una oficial, por lo que se disfruta más».
Para Mera también es fundamental que se celebren proyectos de este tipo que permitan a las jugadoras y entrenadores de distintos equipos y provincias compartir experiencias a través del deporte, además del valor que suponen al representar determinados principios y un mensaje que cree «han entendido todos los niños y niñas». En este sentido, se ha referido a que el resultado y la competición tienen que «ir acompañados de valores como la educación y el respeto».
Otra de las ventajas de la Copa COVAP ha sido ver la cara de ilusión de sus jugadoras cuando recibieron las equipaciones. El entrenador del conjunto gaditano recuerda este momento con especial cariño, donde el tiempo también acompañó y pudo comprobar la satisfacción y felicidad de los padres al ver a sus hijas participar en ese momento.
Por otro lado, y en consonancia con lo que se pretende fomentar, es consciente de que «nunca hay que perder de vista que esto es una etapa de formación y lo que las jugadoras ven en su entrenador marcará su futuro». Mera hace hincapié con estas palabras en la necesidad no solo de enseñarles a competir, también a que «mejoren técnicamente y a respetar al rival y a los árbitros».
Además de entrenador, padre y antiguo jugador, tiene claro que el deporte aporta todos los valores que los progenitores «quieren para sus hijos», como es el caso del compañerismo, superación, generosidad, esfuerzo o la amistad, entre otros. Pone como ejemplo la buena relación que se ha forjado durante las sedes provinciales y la final en San Fernando, una amistad que «se ha gestado entre las jugadoras que excede el mundo del baloncesto, por lo que me quedo con eso, ya que cuando acaben su carrera deportiva es algo que siempre estará ahí», matiza.