Seguro que hace ya algunos días que hemos comenzado con la ‘dieta’ navideña: dulces por doquier y manjares de todo tipo. Estas fechas son por definición días de exceso gastronómico. Nos reunimos con nuestra familia alrededor de mesas repletas de copiosos platos.
Si las semanas que preceden a la Navidad ya empezaron a hacer que el cinturón nos apretase un poco, a partir de mañana esta tendencia se puede incrementar mucho más. Para evitarlo, es preciso que, sin dejar de pasar momentos inolvidables con los nuestros, cuidemos nuestra alimentación y la de nuestros pequeños.
A nuestros hijos les pierden los dulces: turrón de chocolate, gominolas o refrescos azucarados, son sólo algunos de los productos que hasta el 6 de enero saborearán. La época navideña se caracteriza precisamente por estos alimentos, no vamos a prohibírselos, pero si intentar que coman las cantidades oportunas y combinarlos con otros platos más sanos que hagan sus digestiones más livianas.
Además de cuidar su ingesta de alimentos, debemos aprovechar estas vacaciones para animarlos a practicar algún tipo deporte. Los habrá que pasen los días descanso en la nieve, un espacio único para realizar un sinfín de actividades en familia. Podemos desde hacer un muñeco de nieve a practicar esquí, siempre con todas las precauciones necesarias.
Pero no todos viajaremos a la montaña, muchos permaneceremos en las ciudades. Este hecho no debe hacernos renunciar a la práctica de ejercicio. Entre comida y cena navideña, podemos desplazarnos con nuestros pequeños a los múltiples espacios de que disponemos, algunos al aire libre (parques, etc) y otros cerrado (nuestros hogares, simplemente).
¡Ah! Y no olvidemos que Papá Noel llega pasará por muchos hogares en Nochebuena y puede ser que, si se han portado bien, deje nuestros hijos alguna bici, monopatín,… presentes con los que poder disfrutar estas vacaciones. A Sus Majestades los Reyes Orientes aún hay que esperarlos una semanas más.