La práctica regular de deporte es esencial en la infancia, ya que no sólo mejora la condición física en general, sino que también repercute notablemente en la capacidad de socialización con los demás niños, de tomar decisiones, de adecuarse a unas normas y de comprender el valor del esfuerzo y el trabajo en equipo. Pero, ¿qué sucede si el pequeño no quiere practicar deporte o no le gusta nada hacerlo?
Si nos encontramos ante esa situación, es importante conocer antes de nada cuál es la razón por la que el niño rechaza la práctica deportiva para poder servirle de apoyo e incluso de vehículo para superar sus propias barreras y afrontar directamente el problema que le está limitando en su día a día.
En ocasiones puede deberse a barreras físicas (estatura, peso…) y que pueden incluso suponerles cierto complejo. Un niño mucho más pequeño o mucho más grande que el resto de sus compañeros tiene, por tanto, unas cualidades físicas diferentes y puede no sentirse demasiado cómodo compitiendo con los demás. En ese caso, es necesario potenciar los puntos fuertes físicos de los que dispone el niño y trabajar en casa, en un entorno seguro, las debilidades que le pueden estar cohibiendo.
Otras veces el problema viene del exterior, del entrenador o de los propios compañeros, que pueden llegar a ser demasiado exigentes y crear un estado de ansiedad que les proporcione una gran inseguridad. Combatir esa situación es más fácil si ayudamos a mejorar la autoestima del pequeño e incluso hablamos con el entrenador. La presión puede tener un lado bueno si la enfocamos para contrarrestar la timidez y si somos realistas en cuanto a nuestras expectativas con ellas y no olvidamos que la gran finalidad del deporte a estas edades es la de divertirse.
Si, por el contrario, el desinterés del niño se debe a que no ha encontrado ninguna actividad que se adapte a sus intereses, deberemos ayudarle a que explore nuevos juegos y tenga la oportunidad de practicar diferentes deportes: quizá no esté interesado en el fútbol o el baloncesto pero disfruta con la danza o el hockey. No olvides que lo realmente importante es establecer vínculos duraderos con el deporte que le ayuden a completar su formación personal.