El yoga es una de las mejores disciplinas que existen para alcanzar el control físico y psíquico en los adultos y también en los niños. A través del dominio de la respiración y del aprendizaje de técnicas de relajación, los más pequeños adquirirán las herramientas necesarias para hacer frente a muchas situaciones conflictivas que pasarán durante toda su vida, además de mejorar la forma en la que se relacionan con su propio cuerpo.
Los niños, por su propia flexibilidad y elasticidad, son ideales para la práctica del yoga aunque, debido a su importante componente motivacional, es esencial que sientan cierta predisposición hacia esta práctica y que en ningún momento lo hagan forzados.
Lo primero a tener en cuenta es la importancia de la respiración en el yoga como parte esencial para poder trabajar correctamente todos los movimientos. Esto, que a los adultos nos puede parecer sencillo, es una de las partes sobre las que más hay que incidir con los niños, ya que suelen ser impacientes y buscan conseguir sus resultados de una forma más instantánea.
Controlada la respiración, el siguiente paso es practicar las diferentes posiciones tratándolas esencialmente como un juego, en el que una va llevando a otra hasta crear todo un discurso completo. El trabajo postural no solo va a mejorar el desarrollo y la destreza de los músculos motores, sino también la flexibilidad de las articulaciones. Se trata, por tanto, de sentar desde muy temprano las bases de unos mejores hábitos posturales, que podrán ser muy útiles en el futuro para evitar lesiones.
Es importante ir introduciendo las posturas poco a poco y de manera gradual; hasta que el niño no controle por completo unos determinados movimientos le será mucho más difícil llegar a otros. En este sentido será importante no ser muy pesados ni ponerles a repetir posturas una y otra vez; los niños buscan divertirse y eso pasa necesariamente por ir cambiando los movimientos y adaptarnos a su ritmo para que no pierdan la concentración.
Tras la práctica regular de yoga dos o tres días a la semana, será evidente la mejora de la autoestima de los más pequeños y lareducción de su estrés, ayudándoles a conseguir fácilmente un estado de calma y relajación que mejorará su capacidad de atención, concentración, memoria e imaginación.