Son muchos los beneficios de la práctica de deporte en la etapa de crecimiento. El ejercicio ayuda a llevar una vida activa, a dejar de lado el sedentarismo, fomenta el desarrollo físico y mental de los niños, y favorece la atención y la concentración.
Muchos pequeños tienen problemas para concentrarse, y eso se nota en su día a día, ya que es esencial para cualquier actividad, pero sobre todo para estudiar y realizar las tareas del colegio de forma efectiva. Por suerte, es una capacidad que se puede aprender y mejorar.
Una vida saludable es la base principal de una buena concentración. Sus dos pilares fundamentales son una dieta equilibrada y un sueño reparador de al menos 9 horas diarias, hábitos que ayudan a los niños a estar centrados en las diferentes actividades que realizan a lo largo del día.
Pasar tiempo al aire libre y en contacto con la naturaleza también mejora la capacidad de concentración, ya que favorece la oxigenación y aumenta la sensación de bienestar de los pequeños.
El deporte es la actividad más indicada para que los niños aprendan a concentrarse en una tarea concreta durante el tiempo que la estén realizando, con la atención puesta al 100% en las instrucciones del entrenador, las reglas del juego y en coordinarse con los compañeros si se trata de un deporte en equipo.
Todas las disciplinas deportivas necesitan un alto nivel de concentración, pero si el objetivo principal es potenciar esta capacidad apuesta por el tenis y la gimnasia, deportes individuales recomendados como tratamiento para niños con déficit de atención o hiperactividad. Por su parte, los deportes colectivos también requieren que todos los componentes del equipo mantengan la concentración para llevar a cabo jugadas coordinadas que les permitan ganar los partidos.
En cualquier caso, una rutina deportiva ayuda a mejorar la atención. Anima a tus hijos a practicar deporte al aire libre ahora que llega el buen tiempo y cuida sus hábitos de sueño y nutricionales, ¡notaréis la diferencia!