El regreso al colegio de los más pequeños es una excelente oportunidad para establecer unos hábitos de vida saludable en la rutina diaria que vuelve a instaurarse en los niños tras las vacaciones estivales.
Este momento es idóneo para inculcar las pautas que hay que seguir en asuntos tan esenciales como la alimentación, la actividad física e, incluso, la regulación del sueño. A estos tres aspectos hay que prestar una especial atención, puesto que son esenciales para adquirir unas costumbres sanas que no solo contribuyen a un mejor rendimiento físico y psíquico, sino que establece una importante base para el futuro, que les afectará positivamente cuando sean mayores. En definitiva, se trata de disfrutar de un estilo de vida más sano.
Así, en la alimentación es clave que los niños desayunen siempre sin prisas, con tiempo para hacer la digestión y en buenas condiciones antes de salir de casa y, además, lleven comida para la hora del recreo, alimento que debe incluir una pieza de fruta o un bocadillo de pan integral de productos como queso fresco o tomate. Leche o derivados, fruta fresca y zumos naturales son las mejores alternativas. En cualquier caso, siempre hay que evitar bollería, zumos industriales, dulces como el chocolate u otros tipos de ‘snacks’ similares y, por supuesto, los refrescos, especialmente aquellos que incluyen unas altas dosis de azúcar.
Hay que tener en cuenta que el desayuno es la comida más importante del día para ayudar a tener un peso adecuado y, de paso, mejorar el rendimiento escolar. De la misma manera, es conveniente revisar los menús de los comedores escolares para programar las cenas y, de esa manera, ofrecer una dieta variada y equilibrada.
Otro de los aspectos que hay que cuidar con especial insistencia es la actividad física. La práctica entre moderada e intensa de, al menos, una hora diaria es muy recomendable y es tan importante como el estudio y la alimentación. Este ejercicio deportivo debe estar adaptado a la capacidad y la edad del niño y realizarse como un hábito más para evitar la obesidad, mejorar la salud e, incluso, el estado anímico, lo que ayudará a mejorar también la felicidad del niño y su rendimiento escolar. Se puede realizar tanto en el horario lectivo, dentro de la asignatura de educación física, como en las actividades extraescolares, así como con su club habitual o en ejercicios al aire libre en familia. De esa manera es aconsejable reducir el consumo de televisión, videoconsolas, móviles o tablets, sobre todo, antes de irse a dormir.
Por otra parte, antes de que empiece el colegio es necesario iniciar una adaptación progresiva al nuevo horario durante los últimos días de vacaciones. Lo idóneo es que se disfruten entre 9 y 11 horas de sueño diarias nocturnas durante la edad escolar, por lo que hay que cambiar la rutina tomada durante los días de descanso.
Otros consejos son, siempre que sea posible, ir caminando desde casa al colegio, y viceversa o, si el recorrido es demasiado largo, bajarse unas paradas antes del metro o del autobús. Hay que tener cuidado con el peso de las mochilas, que deben ser livianas y no superar nunca el 15 por ciento del peso corporal del pequeño, además de tener siempre dos tirantes anchos y acolchados para que no causen molestias y distribuyan el peso de forma equitativa.