En la 12ª Copa COVAP nos acompaña nuestro equipo de nutricionistas que dan a conocer entre los padres y madres asistentes una serie de mitos que han surgido en torno a los hábitos saludables para determinar si se tratan de falsas creencias o, por el contrario, son realidades en base a la evidencia científica.

¡Sigue leyendo a continuación para ver cuáles hemos tratado en cada sede provincial!

Mito: Antes, la alimentación era más saludable y la gente vivía mejor gracias a una dieta más natural

Realidad:  Estudios recientes muestran que las dietas más actuales pueden ser tan saludables como las de épocas pasadas, si se eligen correctamente los alimentos. La oferta de alimentos es mucho más amplia actualmente, solo hay que saber elegir qué comemos y qué cantidades, optar por una dieta balanceada y variada y limitar alimentos altamente procesados.

Mito: El azúcar es esencial para que los niños se concentren mejor en la escuela, ya que les proporciona energía extra

Realidad: El exceso de azúcar puede llevar a problemas de salud como la obesidad y la diabetes tipo 2. Además, afecta negativamente a la concentración y los niveles de energía de los niños. Por ello, es recomendable limitar el consumo de azúcares añadidos y fomentar alimentos variados y saludables.

Mito: Para perder peso es esencial seguir una dieta estricta

Realidad: Numerosos estudios demuestran que las dietas restrictivas pueden conducir a una pérdida de peso a corto plazo. Sin embargo, pueden derivar en una recuperación del peso perdido una vez se deje de realizar. Es preferible adoptar un enfoque integral que combine alimentación equilibrada, ejercicio regular, higiene del sueño y gestión de estrés.

Mito: Dormir bien ayuda a controlar el peso

Realidad: Una adecuada higiene del sueño que permita tener unas horas adecuadas de sueño contribuye a regular las hormonas que controlan el hambre (la gerlina) y la saciedad (la leptina).

Mito: Las proteínas vegetales son mejores que las proteínas animales

Realidad: Las proteínas de origen animal (carne magra, pescado, huevos…) tienen una tasa de digestibilidad y absorción superior a las proteínas vegetales. Por ejemplo, la proteína de la carne alcanza el 94%, mientras que la de vegetales como las legumbres ronda el 70-80%. Es recomendable integrar fuentes de proteínas animales en una dieta balanceada con el objetivo de maximizar la absorción de nutrientes y asegurar una ingesta adecuada de todos los aminoácidos esenciales.

Mito: ¿Es desfavorable la leche de vaca en adultos?

Realidad: Con el tiempo se han desarrollado muchos mitos a su alrededor: “solo debería consumirse en la niñez”, “la variedad sin lactosa o las bebidas vegetales son mejores que la leche de vaca”, “es un alimento que engorda, aumenta el colesterol o provoca mucosidad”…

Sin embargo, estudios demuestran que los adultos también pueden beneficiarse de sus nutrientes esenciales como el calcio, proteínas de alta calidad y vitaminas para prevenir dolencias asociadas a etapas más avanzadas, como la osteoporosis o la pérdida de masa muscular. Para la mayoría de la población, la leche convencional es perfectamente digerible, y a nivel de nutrientes es especialmente rica en proteínas, calcio y otros micronutrientes, lo que le hace ser más completa que otras alternativas. Además, no hay evidencias científicas que demuestren que incrementa la mucosidad o que esté directamente relacionado con el aumento del colesterol o la obesidad.

Es importante tener presente elegir siempre la opción (entera, semidesnatada, desnatada o sin lactosa) que mejor se adapte a los objetivos de salud de cada persona.