Las legumbres son un alimento esencial para el correcto desarrollo del metabolismo de los niños, ya que se trata de una fuente de hidratos importante y poseen un alto valor de proteínas. Además del hierro, contienen otros minerales, como el calcio, el magnesio y el fósforo, y de igual manera incluyen vitaminas del complejo B y fibra.
En este sentido, el especialista en endocrinología, nutrición y medicina deportiva y asesor habitual de instituciones deportivas como la Real Federación Española de Fútbol y colaborador de la 8ª Copa COVAP, Antonio Escribano, asegura que las legumbres han formado parte de la base en la alimentación de «muchas culturas y de forma fundamental en la dieta mediterránea» debido a que sus capacidades nutricionales «son muy amplias y contribuyen al crecimiento y maduración en edades tempranas». Asimismo, el doctor Escribano hace especial hincapié en el papel que tienen en «la prevención de la obesidad infantil y a la hora de favorecer el desarrollo motor y cognitivo».
Desde la iniciativa Copa COVAP promovemos la ingesta de estos alimentos, además de la realización de otros hábitos saludables, con el objetivo de combatir la obesidad infantil. «Lo ideal es alternar su consumo y llevarlo a cabo de dos a tres veces por semana. Para ello, es recomendable utilizar diferentes recetas para hacer más fácil y variado su consumo y no añadir a los platos componentes que sumen calorías innecesarias y desvirtúen sus propiedades», explica el doctor Escribano.
Las legumbres se clasifican, según su tipo, en secas y frescas. Las secas son las que todos solemos reconocer como legumbres, como pueden ser las alubias, las lentejas y los garbanzos. Las frescas, en cambio, pueden confundirse con verduras, ya que son muy similares y contienen valores parecidos, como las vitaminas. Ejemplo de estas últimas pueden ser las judías, las habas y los guisantes. Otros alimentos que no se suelen relacionar, pero que son legumbres, son los altramuces y los cacahuetes. Estos pueden ser más atractivos para consumir en los niños, por lo que es una buena idea incluirlos en su dieta.
Las legumbres más recomendadas
Según el doctor Escribano, las legumbres también aportan un porcentaje de proteínas de origen vegetal de «alrededor del 20% e incluso más en otros casos». El componente mayoritario son los carbohidratos complejos (entre un 50-55%), junto a un bajo contenido en grasas y de características polinsaturadas.
Lentejas
Este alimento es rico en hierro, magnesio, potasio, cobre, fósforo y zinc, por lo que es perfecto para combatir la anemia. Las lentejas son bajas en grasa y además mantienen los niveles de azúcar en sangre estables, por lo que son recomendables para niños diabéticos. El tradicional potaje no suele ser muy atractivo para los más pequeños, pero se puede optar por hacerlas en puré con un poco de leche o nata, en ensalada con verduras, o hamburguesa de lentejas.
Garbanzos
Un alimento que es fuente de proteína vegetal y rico en vitaminas B1, B2, B9, C, E y K, al igual que en minerales. Contribuye a mejorar las defensas del organismo y, por su alto contenido en fibra, ayuda a combatir el estreñimiento y sacia el apetito. Alternativas a su modo de preparación pueden ser el hummus, combinado con panecillos o bastones de zanahoria, y el falafel, más conocido como croquetas de garbanzos.
Judías verdes
Contienen un alto porcentaje de agua, por lo que son perfectas para la hidratación del cuerpo. Además, la judía verde es rica en vitamina C, B6 y B9, y en minerales como potasio y calcio. Estos valores nutricionales las hacen recomendables para el buen desarrollo del organismo, pero los niños raramente se ven atraídos por este alimento, por lo que se podría optar a prepararlas de diferentes maneras a las tradicionales, por ejemplo, gratinadas con patatas, jamón y queso.
Guisante
Este alimento es rico en el grupo de vitamina B, por lo que contribuye al buen funcionamiento del sistema nervioso. Los guisantes son especialmente recomendados para la etapa de crecimiento infantil debido a sus beneficios nutricionales. Una manera de que los pequeños puedan comerlos es en revueltos con huevo y jamón, o en tortilla.