¿Quién no ha oído alguna vez que hay que comer de manera saludable y llevar a cabo una dieta variada y equilibrada? Lo tenemos grabado en la mente desde pequeños, cuando nuestros padres nos recordaban una y otra vez que había que comer de todo. Pero no solo basta con eso. Los correctos hábitos alimentarios, que nos ayudan a mantener un estado óptimo de salud, deben ir acompañados de ejercicio y de una vida igualmente saludable.
Desde Copa COVAP, y en colaboración con el Hospital Universitario Reina Sofía de Córdoba en nuestra campaña para fomentar hábitos de vida saludables, hacemos hincapié a diario en la importancia y los beneficios que proporcionan los alimentos. Muchos de ellos aportan nutrientes, vitaminas y minerales, fundamentales para un apropiado funcionamiento de nuestro organismo. Por supuesto que hay que comer de todo, pero con moderación y en las cantidades recomendadas para que nuestro cuerpo no carezca de esos elementos y para que tampoco haya un exceso de grasas o colesterol que a la larga puedan afectar a nuestra salud. Por ello, una dieta sana se basará en comer frutas, verduras, lácteos, carnes, pescados, aceites y, además, realizar una vida activa.
¡No te olvides de las frutas y verduras!
Son productos con una gran variedad de vitaminas y nutrientes, además de ser bajos en grasa. Las frutas y verduras proporcionan sabor a la dieta y contienen fibra, vitaminas y minerales necesarios para el correcto funcionamiento del organismo. A veces, les añadimos grasas innecesarias, como la margarina, la mantequilla o la mayonesa, por lo que te recomendamos utilizar en su lugar otras alternativas como el yogur (un lácteo con propiedades importantes) o aceites saludables. En este sentido, los padres podrían establecer una rutina en la mesa a la hora de comer para que los niños adopten buenos hábitos alimentarios, ya que muchas veces los más pequeños son reacios a comer verduras, pero pueden llegar a asumir este como algo habitual si ven a sus mayores comer estos productos.
Los lácteos tienen un rol básico en el desarrollo
La leche es primordial en la dieta y nunca puede faltar, sobre todo en la de los más pequeños. Es la principal fuente de calcio y juega un papel importante en el desarrollo de los huesos. Asimismo, se trata de una proteína animal y contiene también lactosa, uno de los principales azúcares. No obstante, podemos optar en la medida de lo posible por leche desnatada, como la de soja, arroz o almendras. En cuanto a los quesos, consume aquellos con bajo contenido graso y en proporciones mínimas. Por otro lado, el yogur griego o desnatado lo podemos mezclar con la fruta o alternarlos a la hora del postre.
¡Cuidado con el exceso de grasas!
Evidentemente, un abuso de alimentos altos en grasa añaden una gran cantidad de calorías a la dieta, por lo que el aumento de peso y la obesidad pueden ser dos problemas que a su vez pongan en riesgo nuestra salud. Nos referimos a las enfermedades cardíacas, la diabetes y otros problemas que guardan relación con el cáncer. Ante esto, es importante mantener una correcta hidratación, utilizando para ello agua y otras bebidas con cero calorías, y descartando siempre que se pueda bebidas azucaradas, como refrescos o bebidas energéticas.
Cinco comidas al día y en pequeñas cantidades
La mayoría de expertos recomienda distribuir adecuadamente los alimentos según las comidas que hagamos y evitar el picoteo o los atracones entre horas. Para ello, debemos administrar las cantidades convenientes en función de cada hora del día (desayuno, almuerzo, merienda o cena). Esto hará que el metabolismo trabaje mejor. Del mismo modo, es importante tener en cuenta lo que comemos y acompañarlo de un ejercicio regular que nos ayude a quemar las calorías consumidas de más para mantenernos en forma. Otra idea es establecer un horario o una rutina para las comidas, lo que favorecerá de forma natural el autocontrol. No debemos olvidarnos de que el apetito está supeditado al horario de las comidas. ¡Solo es cuestión de acostumbrarlo!