Llega el verano y nuestra alimentación varía sustancialmente. Nuestro cuerpo es sabio y demanda comidas ligeras y mucha bebida para no deshidratarnos con las altas temperaturas.
Pero claro, aunque el cuerpo nos pida ciertos alimentos y bebidas, hay que tener en cuenta qué nutrientes poseen y si van a darnos las calorías suficientes para no caer rendidos en el sofá a la mínima de cambio. Como el resto del año, también en verano hay que llevar una dieta equilibrada, que incorpore carnes, pescados, verduras, legumbres, frutas…y, muy importante, agua, mucha agua.
Por este motivo, vamos a recordar una serie de falsos mitos sobre la alimentación en época estival.
Como bebemos más agua, retenemos más líquidos
Esa afirmación es totalmente falsa. Es más, el agua ayuda a depurar nuestro cuerpo, estimula el funcionamiento metabólico, hidrata el cuerpo y es útil para regular el apetito. Además, en esta época del año, en la que más sudamos, necesitamos una hidratación extra, así que es absurdo dejar de beber agua por este motivo.
En verano nada de platos calientes
Es cierto que un plato caliente a más de 35 grados apetece poco. Sin embargo, hay que tener en cuenta que las legumbres aportan mucha fibra al cuerpo. Una solución para ingerirlas es añadirlas a una ensalada fría. Los vegetales y las legumbres ‘casan’ muy bien, ya sea en un plato frío o en uno caliente, así que no te olvides de ellas.
Vivir a base de zumos y granizados de fruta
Los zumos naturales son sanos ya que contienen minerales y vitaminas esenciales. Sin embargo, vivir todo el verano a base de este líquido no es recomendable (menos aún si se trata de zumos industriales concentrados). No es aconsejable dado que la fruta, aunque es saludable, contiene elevados índices de azúcar. Así que hay que moderar los vasos zumo que nos tomamos al día o elegir la fruta más saludable en este sentido. De cualquier modo, si quieres hidratarte, la opción más recomendable, y la más barata, es un vaso de agua.
La piña, el milagro para adelgazar
La piña natural, aunque se puede encontrar en el mercado todo el año, toma fuerza en esta época del año. Es cierto que la piña, al estar compuesta de agua y fibra, consigue algo de efecto diurético, pero no está demostrado que tenga un efecto quema-grasas, como muchas personas piensan. Así que, si comes piña, adelante, pero no lo hagas solo pensando en que te vas a sentir más ligero/a. Para conseguir perder peso, lo único que funciona es una dieta saludable y equilibrada combinada con ejercicio físico a diario.
La fruta engorda después de las comidas
De nuevo, esta afirmación no es cierta. La fruta es ideal en cualquier momento del día. La puedes comer en el desayuno, a media mañana, antes, mientras y después de comer, en la merienda, en la cena… Es mucho mejor ‘abusar’ de la fruta que de cualquier otro tentempié, puesto que seguramente contienen más azúcares que la fructosa.
El helado ayuda a hacer la digestión
A pocas personas no les gusta el helado, ese manjar frío de miles de sabores diferentes. Cualquier excusa es buena para tomar uno, pero no debemos perder de vista que es un producto repleto de grasas y azúcares, que no es que ayuden a hacer la digestión, sino que la dificultan más.
De cualquier modo, la industria y los artesanos del helado ya han creado helados con menos azúcares y grasas. De este modo, si no notas diferencia en el sabor, interésate por ellos.