La práctica del baloncesto puede aportar múltiples beneficios a los niños y adolescentes que deseen disfrutar de este deporte. Y no solo por el propio ejercicio físico en sí, sino por los valores que conlleva.
Así lo atestiguan diversos estudios, entre ellos, el publicado por el máximo organismo internacional de este deporte -FIBA- escrito por el prestigioso técnico español Chema Buceta quien, además de haber sido seleccionador femenino de España, Bulgaria o Gran Bretaña, ha dirigido al equipo español juvenil y júnior.
Buceta destaca los beneficios para el desarrollo y la formación de los jóvenes, como el fortalecimiento de la salud, así como el fomento de valores personales y sociales como el compromiso, la perseverancia, las responsabilidades individuales dentro del grupo, el trabajo en equipo, el respeto a las normas y a los demás y a aprender a competir.
Además, aporta el desarrollo de recursos psicológicos como el cognitivo, la percepción de control, la autoconfianza, el autoconcepto y la autoestima y el autocontrol.
Y es que, como la mayoría de los deportes de competición, el baloncesto es un instrumento muy valioso en el proceso formativo de los jóvenes, pero para ello tiene que cumplir unos requisitos que deben ser tenidos en cuenta, siendo responsabilidad de directivos, padres y entrenadores asegurarse de que tales requisitos están presentes.
Los niños tienen el derecho de participar en competiciones deportivas, cuyo nivel sea adecuado a su habilidad personal, y también a otros aspectos como tener un entrenador cualificado, a jugar como un niño y no como un adulto, a intervenir en la toma de decisiones sobre su actividad deportiva, a practicar la actividad deportiva en un entorno seguro y saludable, a tener la preparación adecuada para poder participar en las competiciones, a la igualdad de oportunidades, a ser tratado con dignidad y, quizás el más importante, a divertirse practicando deporte.
Cuando lo hacen así, el baloncesto contribuye a su desarrollo físico, además de desarrollar el hábito saludable de hacer ejercicio físico. Ello le proporciona la oportunidad de desarrollar hábitos saludables relacionados, como son los alimentarios, de higiene y de cuidado personal. También el baloncesto puede contribuir a desarrollar valores personales y sociales de gran importancia en su proceso formativo.
Además, el baloncesto puede ser una excelente escuela para que los jugadores jóvenes aprendan a comprometerse, perseverar en su esfuerzo dando el máximo posible, tolerar las situaciones adversas y seguir perseverando, asumir responsabilidades individuales en beneficio del grupo, trabajar en equipo, respetar normas de funcionamiento, respetar a los demás y ser buenos competidores, aceptando la victoria y la derrota, los buenos y los malos momentos, como parte del proceso de la vida.
De esta manera, e baloncesto es una excelente oportunidad educativa que los entrenadores deben saber manejar para que los jugadores jóvenes puedan beneficiarse de ella.