La realización de ejercicio en el exterior desarrolla las habilidades sociales y emocionales, mejora el estado de ánimo y produce un aumento de la autoestima en los niños, beneficios que se suman a los efectos positivos de la actividad física en sí.
Actualmente los niños llevan una vida cada vez más sedentaria, ya que pasan la mayor parte del tiempo ante una pantalla. Jugar al aire libre las tardes y fines de semana les ayudará a llevar una vida mucho más activa.
Los espacios verdes, el aire limpio y los rayos de sol tienen un impacto muy beneficioso sobre el organismo. Debido a las condiciones meteorológicas no siempre es posible hacer deporte en el exterior, pero con la llegada del buen tiempo ya no hay excusa, los niños pueden dejar de lado el pabellón y el gimnasio del colegio para disfrutar de las buenas temperaturas primaverales. Si aprovechan las horas de sol, obtendrán una mayor cantidad de vitamina D, un nutriente esencial para mantener la salud de los huesos, la piel y el sistema nervioso.
Diversos estudios demuestran que hacer ejercicio al aire libre tiene beneficios físicos como la reducción de la presión arterial de los pequeños. En el plano psicológico y emocional, practicar cualquier actividad física en el exterior ayuda a producir endorfinas, las llamadas hormonas de la felicidad, que ayudan a alcanzar una mayor sensación de bienestar. Además, estimula la imaginación y la creatividad, ya que los espacios exteriores son el escenario ideal para inventar nuevos juegos.
Eso sí, tanto en primavera como en verano hay que tener especial cuidado con el sol y la hidratación. En los días más calurosos evita que los pequeños realicen actividad física entre las 12 de la mañana y las 6 de la tarde, y recuérdales siempre que deben llevar protector solar y una botella de agua a sus entrenamientos.
¡Anima a los niños a pasar tiempo al aire libre!