La vuelta al cole lleva consigo la vuelta, también, a las actividades extraescolares. Fútbol, gimnasia, inglés, ballet, música…; la oferta de actividades para los más pequeños es cada vez más amplia y depende de los padres que la elección se adapte no sólo a sus intereses, sino también a las preferencias de los niños y a sus necesidades de desarrollo físico e intelectual.
Las actividades extraescolares no son una obligación y, por tanto, el niño nunca debería considerarlas como tal. Si bien están concebidas para ampliar la formación de los pequeños y ocupar de forma constructiva su tiempo al salir del colegio, es también una forma de ayudarles a relacionarse con otros niños de su edad y de divertirse.
Al elegir cuál es la actividad más idónea, es importante conocer los gustos de cada niño y no tratar de imponer los propios. Así, puede ser una buena opción tener la oportunidad de disfrutar de una o dos clases de prueba en varias actividades antes de tomar una decisión final.
También debemos conocer bien cuáles son las habilidades y aptitudes de nuestros hijos y ser realistas con ellas. Una actividad extraescolar siempre puede ayudar a mejorar algún aspecto que no vaya bien (como su motricidad, su coordinación…), aunque les debería resultar en gran medida satisfactoria y no generarle más estrés. De hecho, si al final de la jornada notas que el pequeño está demasiado cansado o no duerme bien, tienes ya un indicador claro de que la elección de la actividad igual no ha sido la más acertada.
Una actividad deportiva es siempre una excelente opción para niños y niñas de cualquier edad, ya que no sólo cumple con la necesidad de práctica diaria de actividad física y previene de enfermedades peligrosas como la obesidad o la diabetes, sino también puede ser una forma ideal y divertida para relacionarse con los demás.
Deportes como el judo o la natación son muy aconsejables para los niños más nerviosos, ya que ayudan a canalizar la energía y a controlar su fuerza. Para los niños más perezosos, los deportes que mejor se adaptan a su perfil son algunos como el patinaje o el tenis, que se practican en solitario y que requieren de mucha constancia. Además, los niños más introvertidos y tímidos aprenderán a socializarse con sus compañeros si practican algún deporte de equipo como baloncesto, fútbol o voley. ¡El caso es moverse y disfrutar!