Empezar el día con un desayuno completo es muy importante para todos. Con él obtenemos una carga importante de energía para afrontar nuestros retos y compromisos. En los niños es, si cabe, más importante. Desde que salen de casa hasta que vuelven a medio día, los pequeños gastan mucha energía por lo que es vital que también ‘carguen pilas’ en el recreo.
Hemos de ser conscientes de que si damos dinero a nuestros hijos para que ellos elijan su almuerzo de media mañana es posible que no lo hagan de manera adecuada. Lo recomendable es que seamos nosotros mismos los que preparemos por la mañana lo que tienen que comerse.
¿Qué es lo recomendable? El clásico bocadillo de tortilla, queso o embutido es una opción perfecta porque aporta hidratos de carbono y proteínas que ayudarán a los niños a llegar a la comida con energía suficiente y sin sentir hambre. Algún día de la semana también se puede preparar un sándwich de pan del molde si no tenemos pan tierno. Este bocadillo, acompañado de una pieza de fruta y un batido o zumo será el conjunto ideal.
¿Qué debemos evitar? Los snacks y la bollería industrial no son recomendables para el recreo. Este tipo de productos contienen grasas saturadas y demasiado azúcar que desequilibran la dieta de nuestros pequeños y no les aportan energía para completar la jornada escolar.
Es aconsejable predicar con el ejemplo durante los fines de semana. Si los hijos ven que los padres hacen este tipo de almuerzo sano de media mañana, ellos también lo harán.